Tomando textualmente la palabra del señor
Alan García, quien en los medios de difusión masiva dice con énfasis que le
encanta la libertad de expresión, me permito esa licencia concedida por él para
opinar sobre su libro. Yo soy autor de otro libro diametralmente opuesto al
suyo, Atahualpa. Un vergonzoso sobrenombre
del último inca del Perú (Ojo Pródigo, 2012).
Mi crítica, después de leer el libro: Pizarro. El rey de la baraja, se basa en
tres aspectos del texto: su carátula, su contenido o mensaje, y sus errores de
los hechos históricos.
Sobre su caratula : El autor sostiene que en la práctica Francisco
Pizarro fue un rey de la baraja, un monarca por la supremacía de su voluntad y
por la lejanía de la metrópoli(páginas 82, 103).Esa fue la razón para el título
de su libro. Me parece que ello no está de acuerdo con el sentido común que
dicta un cerebro imparcial. El gobernador del Perú nunca fue un rey, ni siquiera
de una simple baraja. Pizarro fue un humilde porquerizo, un analfabeto que
aventureramente sojuzgó una cultura por la fuerza y la destruyó.
Afirmar que Pizarro fue un jugador de
la baraja es poco creíble. Un analfabeto, sino sabe contar, no puede
familiarizarse con el número de cartas para un juego. Según la historia,las
cartas recién se masificaron después de 1785 por Francisco Fournier en Burgos y,
por lo tanto, es carente de veracidad que la hueste perulera tuviera barajas.
Tampoco está probado que los españoles jugaran el ajedrez.
El subtitulo del libro del señor García
es: Política, con fusión y dolor en la Conquista.
En efecto, el autor, desde su punto de vista,demuestra su sapiencia sobre las
artimañas de la política y la confusión que generó la invasión castellana, pero
en ningún momento en su libro se refiere del dolor que causaron los hispanos a
los habitantes del reino invadido. De la cultura inca no habla para nada; solo
en la página 48 opina de los incas y dice sobre ellos : «un idílico pueblo »,
quiere decir que para éste autor, el pueblo inca no es nada, su sufrimiento, su
dolor, sus necesidades y su opresión por el verdugo hispano, políticamente,fue
justo y necesario.Esa es la imagen ideal, de como se
gobierna un pueblo. El autor usa malignamente a algunos personajes incaicos,pero
solo para ridiculizarlos, vejarlos y satanizarlos, así haga después una mea
culpa con una dedicatoria hacia Calcuchímac, un pensamiento indigenista, que no siente.
En la página 144, a Atahualpa (Atabálipa
es su verdadero, nombre según las crónicas) lo trata de «indio soberbio», y se rasga
las vestiduras como un monje para señalar ese pecado. Si el señor García conociera bien al inca Atabálipa,
se daría cuenta de que no tiene ni el 10 por ciento de soberbia de la que hizo
gala cuando estuvo en el poder en dos oportunidades. Yo me pregunto:¿Qué pasaría
si el señor Alan García estuviera en el pellejo del inca Atabálipa y de pronto se
presentaran unos delincuentes como Pizarro para robarle sus pertenencias, quitarle
su propiedad,violar a su esposa e hijas, y cuando saliera a defenderse, sus
vecinos y los ladrones opinaran que su actitud fue de pura soberbia y que los
intrusos tenían legitimidad para sus actos?¿Se sentiría contento? Yo creo que
no.
Pienso,en suma, que lo dicho en la carátula
del libro, no está de acuerdo con la realidad y no muestra la verdad sobre
Francisco Pizarro.
Contenido y mensaje del libro : El señor García analiza al personaje
Pizarro desde la óptica del político,la cual sin duda domina a la perfección y
pareciera que fuera su autobiografía. Pondera superlativamente la
constancia de Pizarro,virtud que nunca mostró este personaje. Los viajes de Pizarro
para conquistar el Perú solo tuvieron dos fechas: de 1524 hasta 1528 y de 1531
hasta la invasión castellana. En su primer viaje perdió a la gente que lo
acompañaba en sus llamadas «incursiones», que eran robar, matar y expoliar las
riquezas de los habitantes del Nuevo Mundo, como en Puerto Quemado, Puerto
Piñas y Puerto de Hambre.Fracasadas estas incursiones,había que volver, pero Almagro
y Luque lo instaron a no regresar a Panamá, para no perder la empresa del
levante. Si lo hacía, Pedrarias, el gobernador, lo apresaría y cancelaría esas incursiones.
Si se quedó cuatro años en esas zonas desconocidas,no fue por perseverancia,
sino por conveniencia.
En sus demás capítulos el señor García habla
de otras supuestas virtudes de Pizarro : sus objetivos claros, su legitimidad de
poseer un territorio que no era suyo, sus asesinatos, sus argumentos para
engañar —según el autor— a sus enemigos, amigos y parientes, y su habilidad
para extorsionara los incas al pedir un rescate, pese a que luego los asesinaría argumentando
mentiras tras mentiras.El señor García alaba la «virtud» de Pizarro
de evadir las responsabilidades y atribuir sus faltas a otros,incluso a su
propio hermano.Virtudes que solo valen para el Sr. Alan García Pérez.
Decir que Pizarro no vino a América a
enriquecerse ni ennoblecerse, o que no le tenía ningún cariño al oro, es una
falacia. Ponderar la cobardía, la traición, la extorsión, el despojo, el
soborno, la mentira, la hipocresía, la avaricia y el incumplimiento de la
promesa o la palabra empeñada constituye una transgresión a todos los valores
morales que los pueblos civilizados atesoran. Sin embargo, muy suelto de huesos,el
autor del libro, en la página 49, dice:«Hay que
dejar de lado los factores emocionales y la calificación ética, que pueden ser o
no ser compartidos».
Atribuirle virtudes a Pizarro, uno de
los genocidas más inhumanos de la historia,es una locura. Decir que Pizarro fue
uno de los primeros en defender los derechos del indio antes que Bartolomé de las
Casas(página 108) es no conocer las páginas de la historia peruana y
sudamericana.Sabemos que el papa Alejandro VI autorizó la esclavitud de los
indígenas de estas tierras con el pretexto de que eran herejes y así se
lejitimizo la invasión. De eso se valió Pizarro, quien, según sus biógrafos,
fue un esclavista que hizo dinero cazando nativos. De las Casas llegó al Nuevo
Mundo en 1502 con Nicolás de Ovando, y fue beneficiado con una encomiendaen la
que tenia esclavos a su mando. Ahí observo el trato inhumano que sufría el
indígena y trato infructuosamente defenderlos ante la Corona. Al no poder
lograrlo, publico su Brevísima relación
de la destrucción de las Indias, donde relata los horrores cometidos por los
españoles en América y obtuvo él, que se dictaran nuevas leyes de protección.
Las ordenanzas de Pizarro en el Cusco en 1534 fueron letra muerta, que ni él,
ni sus hermanos quisieron hacerla cumplir, es más, Gonzalo Pizarro asesino a
Blasco Niñez de Vela, el primer Virrey, para no cumplir las nuevas leyes
emanadas por la Corona.
Según
el señor García, Francisco Pizarro debe aparecer como un santo más en los
altares de las iglesias como protector de los indios.No sabe ni quiere saber
qué Pizarro y sus huestes, asesinaron durante la conquista, más de seis
millones de incas.
Esto
es tener un sentimiento hispanista y ser pizarrista en extremo, aunque diga el autor que
no es pizarrista (página 21).El señor García debería averiguar por qué asesinaron
a Pizarro. ¿Porque fue un santo? ¿Porque fue caritativo y humano? Fue su propia
gente la que lo asesinó cruelmente y dijo:«Muerto es el tirano». No
fue asesinado por sus enemigos,que fueron los incas.
Errores de hechos históricos : Divulgar imprecisiones de los hechos
históricos de nuestra historia es atentar contra la verdad y crear confusión y
desconcierto. Nuestra historia peruana está colmada de estos actos. Para no
cansar al lector enumeraré solo unas cuantas imprecisiones de este libro.
En la página 9 se adjunta una cronología
de hechos históricos y se dice al final que en 1548 se ejecutó a Hernando
Pizarro. Craso error; el ejecutado fue Gonzalo Pizarro. Hernando Pizarro murió
en Extremadura en 1578. Se casó incestuosamente con su sobrina Francisca Pizarro,
de 18 años, mientras estaba preso en el castillo de la Mota (Medina del Campo, Valladolid)
por pura ambición política y dinero. Él tenía 50 años.En una edad avanzada
murió feliz, lleno de hijos y disfrutando la riqueza que le robó a los incas.
Tal vez la confusión de la fecha fue un error involuntario.
Lo que no es involuntario es lo que el
señor García consigna en la página 62: dice que Pedro de Alvarado se presentó
súbitamente en Piura, con once navíos y seiscientos hombres dispuestos a sustituirlo
en la conquista. Pedro de Alvarado nunca llegó a Piura con sus hombres.Según
algunos autores, Alvarado desembarcó en Puerto Viejo, y según otros, en la bahía
de Caraquez, en la actual provincia de Manabí, Ecuador;luego cruzó la Manigua ecuatorial,
los pueblos de Jipijapa, Paján, la provincia de Los Ríos, Tungurahua, Ambato y
llegó a Liribamba, en la actual provincia del Chimborazo, buscando un
inexistente reino de Quito, que la Corona corrupta le había concedido
conquistar (consultar mi libro Atahualpa).
En aquel lugar ya lo esperaban Almagro y Sebastián de Benalcázar, que
apresuradamente habían fundado una ciudad llamada Santiago de Quito. No
queriendo pelear desigualmentepor tener su gente disminuida y deshecha,ni
perder su inversión, Alvarado le vendió la tropa a Almagro. Pizarro no pagó
dinero de su propio peculio: el monto era producto del robo a los incas.La suma
alcanzó la media tonelada de oro (página 119).
En la página 53, el señor García dice
que el fabuloso reino del Perú fue buscado por Alonso de Ojeda, Vasco Núñez de Balboa
y Pascual de Andagoya, hombres inconstantes que finalmente desertaron. Dice que
Pizarro había sido remplazado como jefe por elección de los soldados. Toda esta
afirmación es una gran falsedad. En 1515 Alonso de Ojeda ya estaba muerto y
sepultado en una parroquia en Santo Domingo. Nunca supo la existencia del Perú.
Vasco Núñez de Balboa sí quiso descubrir el reino de los incas y tuvo preparado
un barco, pero su suegro Pedrarias lo mandó a decapitar en Acla en 1519.
Por otro lado, Pascual de Andagoya no
descubrió el Darién, como se afirma en la página 55. El Darién fue descubierto
y poblado por Vasco Núñez de Balboa y Martín Fernández de Enciso, socio de
Ojeda, en1512. Dichacolonia se llamóSanta Maríala Antigua del Darién. Después
de dos años de estar habitada, en 1514, Pascual de Andagoya llegó con Pedrarias
procedente de España. El gobernador le concedió su permiso parala conquistaen
1522, y se lanzó a la búsqueda del Perú,que ya se había bautizado con ese
nombre. A la altura del río San Juan, sufrió un naufragio y fue rescatado
herido y semiinconsciente,por lo cual quedó tullido durante tres años. Él no
desistió, ni los soldados eligieron jefe al futuro Gobernador. Pizarro, en
sociedad con Almagro y Luque, formaron en 1524 la Compañía del Levante, para
conquistar el Perú y, como ya comentamos, no fue su constancia lo que determinó
la conquista del Imperio incaico, sino una conveniencia.
Otro error es atribuirle el despojo de
las yemas o «pulpejos» a Bartolomé Ruiz. El que sufrió ese tormento fue
Juan de la Torre, uno de los Trece del Gallo,que fue desterrado a Panamá y
despojado de todos sus beneficios injustamente.Luego que se supo la verdad, fue
restituido en sus derechos.
También es un error atribuirle a Quisquizla
detención de Hernando de Soto en Vilcaconga. De Soto fue detenido por los
lugareños de ese reino, que habían salido a un chaco. Al volver,vieron que De
Soto había invadido su pueblo, repartido sus mujeres e hijas y racionados sus
bienes. Los incas de Vilcaconga contragolpearon a los españoles.Los soldados de
Quisquisno fueron los actores.
Inés Huaylas Yupanqui no se llamó Cusi
Quispe, como consigna el señor García en la página 45.Su nombre fue Quispesira o
Quispe Sisa y no fue hija de Añas Colque. Fue hija única de Contarhuacho, hija
de Pomapacha, curaca de Hurin Huaylas. Añas Colque fue a su vez hija de
Huacachillac, líder étnico de Hanan Huaylas, y fue la madre de un traicionero
de su raza, el malvado Paullu Inca Yupanqui, y de Beatriz Yupanqui, esposa de
Mancio Sierra de Leguizamo. Manco Inca fue hijo de Mama Runtu, otra coya del
incanato. No sé de qué cronista se informó el señor García para afirmar que
Inés Huaylas tenía 13 años cuando fue entregada como concubina a Pizarro. María
Rostworowski es la historiadora que más profundamente ha estudiado sobre el
tema y no menciona esa edad.
Dicen las crónicas que Francisco
Pizarro capturó a Atabálipa y fue herido en la mano yque ala muerte del Inca,
lloró por no poder salvarlo. Nada más falso. El que capturó a Atabálipa fue el
soldado Miguel de Astete: le quitó la mascaipacha
y lo apresó. Pero se debe dar gloria al capitán y así se hizo.Pizarro obtuvo
una gloria que no mereció.La herida de la que se habla nuncafue recibida.
Una vez ejecutado el inca Atabálipa,
Pizarro no se vistió de luto, ni sepultó con honores al inca en la catedral de
Cajamarca. Atabálipa permaneció degollado y tirado como cualquier animal todo un
día en la plaza de Cajamarca,lo afirma Cieza de León en La crónica del Perú, parte tercera. La gente del inca desapareció
el cadáver. Su sobrino Pedro Pizarro es quien adorna este suceso en su crónica,
para endiosar a su tío.
Los habitantes de La Puná no acudieron
contentos a ofrecer ayuda a Pizarro contra Atabálipa:ellos fueron horriblemente
masacrados, después que con cariño y hospitalidad alojaran a los españoles durante
tres meses en su isla. En realidad, los habitantes de La Punátrataron de matar
a los españoles,sobre todo al sanguinario Hernando de Soto, pero fueron diezmados
por los invasores hispanos. Descaradamente se dice, en la página 160, que la
fuerza españolacausó desde Tumbes hasta llegar al Cusco unas veinte mil víctimas
indígenas, cifra muy inferior a la alcanzada por lucha entre los hermanosHuáscar
y Atabálipa. Porque no consigna en sus informes, que durante la mal llamada
conquista, los hispanos asesinaron a más de seis millones de indígenas buscando
oro y riquezas, las victimas en la guerra de los dos incas es una cifra
irrisoria, compara con los muertos que dejo la invasión castellana.
En la página 133 se dice que todo el
Perú actual estaba en punto de rebelión contra Atabálipa, por su origen quiteño
y su legitimidad. Nada más errado. El origen de Atabálipa es cusqueño y así lo
atestiguan diferentes coronistas de la Conquista y su propia prima hermana, que
fue elegida como su esposa, llamada Cusi RimayOcllo, y después Angelina
Yupanqui, segunda concubina de Francisco Pizarro. Sobre el reino de Quito,
nunca existió como rival del Cusco.Es un invento español y ecuatoriano para
tratar de apoderarse de la figura de los incas y querer tener legitimidad (véase
sobre este tema en mi libro Atahualpa).
Sobre Cieza de León, el señor García dice que fue el que más
comprendió a Pizarro, y que propuso el bloqueo del estrecho de Magallanes,así
como guardar India y China, o el comercio con ellas, en beneficio de España. Se
equivoca de Pedro: el hombre aludido es Pedro Sarmiento de Gamboa y no Pedro
Cieza de León.
Sobre la ejecución de la princesa Acarpa en el sitio de
Lima, se equivoca de nombre.Dicha princesa se llamóAzarpay y es mencionada así
en todas las crónica.Fue hija de Huayna Cápac en su primera mujer, una princesa
con mayor legitimidad que Inés Huaylas.Es cierto que fue asesinada sin
compasión por Pizarro en su propia casa y comedor, solo por oír chismes
infundados.
La otra princesa inca,que el señorGarcía llama Cura Ocllo,
mujer de Manco Inca, no fue concubina de Hernando Pizarro (página 184), ni se
llamó así.Su nombre fue Curí Ocllo.La nombran así todos los cronistas.El que la
raptó lujuriosamente fue Gonzalo Pizarro; la princesa inca nunca fue su
concubina, pues por todos los medios evitó ser ultrajada y prefirió morir
sanguinariamente asaetada por orden del insensible Francisco Pizarro.
Hacer aparecer aDiego de Almagro como un subordinado es no
tener conocimiento de los sucesos anterioresa la Conquista. La compañía del
Levante se formó entre los tres socios (además,hubo un cuarto socio que la
historia no consigna, Gaspar de Espinoza,quien financió económicamente el
proyecto). Almagro tuvo otra función activa en los sucesos de la conquista. Que
Pizarrosorprenda a los miembros de la Corona o corruptamente ella se confabule
con él, para despojar de sus derechos a los demás socios y aducir que fue una
legitimidad de Pizarroe incluir a sus hermanos que no invirtieron ningún
centavo en el proyecto, es una ladronería y alabarlo es una acción de gran bajeza.
En la página 97 se dice que si Pizarro no hubiera defendido
el Cusco, habría pertenecido a Nueva Toledo y, por consiguiente, al Chile
actual. Yo no sé si esta afirmación es un chiste o el señor García nunca
conoció los sucesos de la historia en su etapa de conquista, ni la historia del
país vecino al que algunas veces aduló. Con Cédula Real se le concedió la
gobernación de Nueva Toledo a Diego de Almagro, no por ser subordinado, sino
por ser parte activa de la conquista. A su muerte Almagro donó a la Corona su
gobernación y tuvo Pizarro la sinvergüencería de usufructuarla. En la
administración española del virreinato, España creó la Intendencia de Chile: no
creó ninguna gobernación de Nueva Toledo con sede en Chile. Solo una mente
afiebrada que no conoce la realidad histórica de su país puede afirmar semejante
patraña.
Seguiría enumerando una serie de
incongruencias: sobre los trece del gallo, sobre la defensa de Lima por
Francisco Pizarro, sobre los asesinatos de Atabalipa, los hijos de Huáscar, etcétera,pero
ya creo haber cansado al lector con estas críticas.
Lo único que quiero añadir es que no debemos
alabar al español de tiempos de la Conquista con libros de este tipo,pues así menoscabamos
la memoria de los incas. Nuestra cultura inca es una de las más admirables y
únicas en su género en el mundo.Por desgracia, no sabemos valorarla, quererla o
magnificarla. Nunca son gratas las comparaciones, pero, en sistema de
organización, cohesión y extensión,los incas superaron grandemente a los aztecas
y los mayas. Noponderamos a los incas porque no los conocemos. Dice un dicho
popular:«Nadie ama lo que no conoce».No conocemos nuestra cultura y no la amamos por
la mentalidad estrecha de muchas personas que tergiversan nuestra historia y
distorsionan su verdadero valor.
Alejandro La Torre. Estudioso de la Cultura Inca. Más información en la dirección de correo electrónico altormed@hotmail.com.