Los
Incas fueron: ¿Esclavistas? La verdad sobre los Yanaconas
Durante muchos años se
no ha enseñado en los colegios y en las universidades, que los incas eran unos
fieros guerreros y que conquistaban a las diferentes etnias, sanguinariamente asesinando
y esclavizando a los vencidos. Afirmación absurda y siniestra que los
hispanistas han difundido irresponsablemente durante mucho tiempo. A la luz de
los nuevos descubrimientos arqueológicos, etnohistóricos e históricos, se va
aclarando un poco el panorama y resulta que dicha afirmación no es cierta.
Veamos a que se debe esta imputación malvada y malintencionada en contra de los
incas.
Primeramente tenemos
que definir: ¿Qué significa la palabra Yanacona o Yana Kuna? Esta palabra es tomada del idioma
quechua del incanato o sea el runa simi, está compuesta por el vocablo Yana
que significa: Negro, color moreno, según la definición del diccionario de
Diego Gonzales Holguín, publicado en 1608. La palabra quechua Kuna,
es un sufijo que se adiciona a los sustantivos quechuas para pluralizarlos, ya
que en este idioma directamente no existe el plural de las palabras. Quiere
decir que la voz Yanakuna significa: ¡Negros! Esta expresión ya no tiene
definición en el diccionario de Gonzales Olguín, porque en esa época no se
usaba dicho vocablo para referirse a las personas, sino a los colores. Las
personas de color negro no existieron en el incanato.
La expresión ¡Negro! en
boca de los españoles de esa época, era un término segregacionista y racista
que era usado como sinónimo de: ¡esclavo!
Por qué digo que era
racista y segregacionista. Porque desde los orígenes del hombre hasta los
orígenes del racismo, siempre existió un paso. Paso que llevo al hombre a
explorar más allende de su territorio y encontrarse que no estaba solo. El
encuentro con personas de otros pueblos nuevos e improvistos, hizo surgir la
noción de diferencia, primero de color, luego de costumbres. Leamos el
comentario de Henry-Pierre Coffy en la revista; Janus 8 ¿De dónde viene el
racismo, como es hoy? Edición Enero Marzo 1967. Librería Hachette S.A.
Rivadavia-Buenos Aires. pág. 43.
De
esas diferencias, iban a surgir “diferendos”: el pueblo migratorio, más
potente, iba a actuar como invasor y conquistador del pueblo indígena y ponerlo
al servicio de un sistema económico y social en expansión. Esta expansión tenía
que ser, además, los suficientemente importante para permitir el encuentro de
dos razas, inicialmente arraigadas en tierras separadas por grandes distancias.
De este modo, el nacimiento del racismo se encuentra ligado con la formación de
los primeros grandes imperios.
El pueblo más poderoso
sometió al menos desarrollado, “esclavizándolo”, para explotarlo vilmente y despojarlo de sus bienes y de su
territorio. Los hispanistas defensores del colonialismo dirán que no fueron esclavistas
sino “tolerantes”, pero esa tolerancia no existió sino en la medida en que
sirvió a los intereses económicos de los invasores, así como la “intolerancia” existe porque está al
servicio de los intereses sociales. Es por eso que el antiguo esclavismo
racista no nació tanto de una toma de conciencia objetiva de la existencia de
las diferencias raciales entre los
hombres, sino de conceptos nacionalistas y civilizadores ligados con un
idealismo de orden religioso. Esa religión que se dice que redimía al hombre de
sus pecados y lo elevaba a la máxima expresión humana, no consideraba al negro
un ser humano. Sigamos leyendo en la misma revista en la pág. 45, la opinión de
Mister Long en su libro: Historie de la Jamaique (1774).
“No
se podría afirmar que los negros sean radicalmente inaptos a la civilización ya
que se puede enseñar a los monos a comer, a beber, a descansar y a vestirse
como los hombres. Pero entre todas las especies de seres humanos descubiertas hasta
hoy ellos son, así parece, los más incapaces, dada la bajeza natural de su
espíritu, de llegar (salvo una intervención milagrosa de la Divina Providencia)
a pensar y a obrar como hombres. No pienso que fuese deshonroso para una mujer
hotentote el tener por marido a un orangután”.
Bajo esta premisa en
1510, el racismo aún encuentra uno de sus últimos apoyos religiosos. Una bula
del papa Nicolás V autoriza:
“a
los portugueses, a atacar, someter, reducir a la esclavitud a los sarracenos,
paganos y otros enemigos de Cristo al Sur de los cabos de Bagadar y Neu,
incluso las costas de Guinea, bajo reserva de convertir, por supuesto, a los
cautivos al cristianismo”.
En 1685, Colbert
formula el “estatuto” de la esclavitud;
el negro será considerado como un instrumento de trabajo, valorado según su
eficacia y su rendimiento. En los siglos XV al XVIII, los españoles y
portugueses serán los más fieros esclavistas o negreros, amén de los ingleses,
franceses y holandeses. El nuevo mundo no escapó a la rapiña esclavista,
bendecida por la religión oficialista de Fernando el Católico e Isabel de
Castilla, los españoles tuvieron carta libre para hacer lo que hicieron, sino
leamos lo que nos dice Felipe Fernández Armesto en su libro. Cristóbal Colon.
Editorial ABC. Barcelona, pág. 204 y 205.
Ya
en 1496 el papa Alejandro VI estableció la base jurídica de la presencia
española en las indias. Determino que los derechos castellanos descansaban en
la misión de evangelizar a los nativos, a quienes se podía convertir en
esclavos a menos que fueran capturados en el curso de una guerra legítima, y
que determinados crímenes como el canibalismo los situaran al margen.
Esa mentalidad
retorcida de creerse una raza superior, determinó la intervención hispana en el
nuevo mundo y el desmedro de África en la captura de sus habitantes para
esclavizarlos. El español, al escuchar que la palabra Yana significaba negro,
inmediatamente lo relacionó con el termino esclavo, y tildó a los incas de
esclavistas para justificar su invasión y validar la “tesis jurídica” esgrimida
por el Virrey Toledo, para hacer ver que ellos eran los ángeles salvadores que
venían a liberar a los oprimidos indígenas de la garra cruel de los incas.
Si los yanacunas o
yanakunas no eran esclavos en el incanato, habría que preguntarnos: ¿Quiénes
fueron estos personajes en el Tahuantinsuyu?
Tenemos que tener
presente que el tránsito violento del mundo prehispánico al mundo colonial fue
la destrucción de la organización política, social, económica y religiosa del
mundo incaico, en donde la propiedad colectiva fue desparecida, para imponer la
propiedad privada mediante la confiscación de tierras y ganados. Hombres libres
y felices, resultaron expoliados y reducidos a la servidumbre o a la
esclavitud. Hubo un filibustero, ladrón y asesino llamado Francisco Pizarro,
que con una gavilla de sus secuaces, invadió nuestro territorio y lo sometió
sanguinariamente. Luego, repartió terrenos e indios como si fuera el dueño de
nuestro país. No contento con ello, ordenó el asesinato de la clase gobernante
de los incas, la destrucción de todos los visos de cultura, se destruyeron
monumentales construcciones incas, se desarraigó todo lo que significaba conocimiento y sabiduría, se asesinaron quipucamayos, amautas e
incineraron los centros de enseñanza incaica, así como la escritura de los incas
llamado: Quipu.
Dice la historiadora
hispana, María del Carmen Martin Rubio, en su libro Francisco Pizarro. El
hombre desconocido. Ediciones NOBEL. 2014. España, pág. 265 lo siguiente:
Lo
sorprendente es que entre aquellos negocios, el gobernador (Francisco Pizarro)
tuviera uno dedicado al comercio de
esclavos negros y que para poderlo ejercer incluso hubiera obtenido licencia
del emperador Carlos V.
No contento con ser
esclavista, ordenó la satanización de la organización inca, calificándolo de
salvaje, inhumana y brutal. Uno de aquellos calificativos fue tildarlo de
esclavista. Este calificativo, los incas lo han llevado durante quinientos años
y mucha gente cree hasta el día de hoy, que es cierto.
Gracias a estudiosos
foráneos como John Murra, John Howland Rowe y peruanos como María Rostworowski y franklin Pease G. Y., este estigma de
esclavista se va diluyendo. Dice Franklin Pease en su libro: “Los Incas”. Fondo
editorial Pontificia Universidad Católica del Perú, 2014., pág. 118-119, lo siguiente:
Otro
tipo de poblaciones trasplantadas o extraídas de los grupos étnicos eran los
yanakunas, a los cuales las crónicas identificaron con ligereza como esclavos.
Se ha probado la existencia de yanas de los grupos étnicos, quienes tenían a su
cargo específicas tareas productivas que requerían dedicación a tiemplo
completo. Recientemente se ha propuesto que la raíz yana tiene mayor relación
con interdependencia—yanantin significaría entonces “opuestos y
complementarios”—que con una dependencia similar a la esclavitud; dentro de
esta línea, yana lleva a una situación en la cual se ejerce una
interdependencia bajo los patrones de reciprocidad… los yanas parecen haber
sido considerados como “especialistas” y, en tanto dependían directamente del
poder, podían ser trasladados siempre bajo control a regiones distantes.
Aquí discreparía con el
Sr. Pease en la propuesta de que yana, significaría yanantin.
Como el historiador no es quechua hablante, hace la propuesta con muy
buena intención, pero creo que no sería lo más acertado. Mi propuesta seria la palabra yanapajkuna,
que significaría ayudarse así, según
el vocabulario de Domingo de Santo Tomas y el diccionario de Digo Gonzales
Olguín, escritos antiguos que fueron publicados en 1560 y 1608 y llevan impreso
en sus páginas el quechua original que todavía no había sido corrompida,
castellanizándolo como lo es el quechua
actual. Por lo tanto los yanapaj serían
un grupo social separado con un grado de especialización en el Tawantinsuyo,
que cumplirían funciones específicas.}
John V. Murra, en su
libro “EL MUNDO ANDINO, población, medio ambiente y economía”, editado por el
Fondo Editorial PUCP y IEP. 2014., en su capítulo VI. Economía andina y sub
título número 20. Nueva información sobre las poblaciones yana, hace un estudio de este grupo étnico siguiendo los informes
de dos visitas administrativas del siglo XVI, realizados por Iñigo Ortiz de
Zúñiga en Huánuco y Garcí Díez de San Miguel en el reino aymara-hablante de los
lupaca en Puno. Dice de los yanas:
Los
yanas surgen como un grupo social separado… con un grado de especialización,
probablemente de tiempo completo… como pastores de rebaños de alpacas y llamas…
fueron excluidos de los kipus de su comunidad, “liberados” de las obligaciones
cotidianas de la chacra y la mita, y fueron asignadas a tareas en beneficios
del Estado y del Inca.
Dice además:
Eran
dependientes pero vivían en casas propias, separadas de la de su señor y eran
poliginias en una zona donde la mayoría de los varones eran monógamos… estaban
exentos de tributos.
Comenta que los yanas podían ser curacas y funcionarios;
ello implica la complejidad del término y su alcance variable. Concluye
diciendo:
…
las instituciones andinas no han sido cabalmente comprendidas por las fuentes
europeas y sugiero que se sigan haciendo más estudios para aclarar… las varias
clases de reciprocidades (tanto entre los grupos equivalentes como en los de
posiciones jerárquicas entre sí), que sobre la “esclavitud”.
Vemos que
todo lo que se dice sobre los yanas
no es cierto, tildarlo de esclavo y acusar a los incas de esclavistas, es un
invento racista y segregacionista, creado por los cronistas españoles y propagado
por todos los historiadores hispanistas de nuestro país y del extranjero. El
esclavista fue el español. Aunque Ud. no lo crea, el esclavismo está presente
en nuestros días y lo fomentan países como la India, el estado árabe, Rusia y
China.
No me cansaré de
ponderar a los incas y su organización política y social, como una cultura
única en la historia universal. Ellos lograron erradicar en su territorio el
hambre y la miseria, dotando a su gente de igualdad y paz social. Sin embargo,
esta cultura es olvidada y despreciada por sus propios hijos, satanizada y
vilipendiada por su verdugo el conquistador e incomprendida en su esencia por
gente foránea que no entiende su idioma, sus costumbres y tradiciones.
Nosotros no valoramos
ni ponderamos nuestra cultura, porque no la conocemos, no leemos, no
investigamos, es por esa razón que ocupamos el último lugar en Sudamérica en
leer un libro, no tenemos comprensión lectora, ni razonamiento matemático. Hace más de un siglo el escritor
estadunidense Mark Twain dijo lo siguiente: “Una persona que no lee, no tiene
ventaja alguna sobre una persona que no sabe leer”. ¿Cómo refutar éste
argumento?
Alejandro La Torre
Fuente Bibliográfica:
CIEZA DE LEON, Pedro.
1985[1880]. Crónica del Perú. Segunda
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FERNANDEZ-ARMESTO,
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GONZALES OLGUIN, Diego.
1952[1608] Vocabulario de la lengua
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como es hoy? Librería Hachette S.A. Rivadavia 739. Buenos Aires. Argentina.
LA TORRE, Alejandro.
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hombre Desconocido. Ediciones NOBEL. Asturias. España.
MURRA, John V. 2014. EL MUNDO ANDINO población, medio ambiente y
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PEASE G. Y. Franklin.
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ROTWOROWSKI, María.
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