Los Incas fueron: ¿Esclavistas? La verdad sobre los Yanaconas

miércoles, 26 de noviembre de 20140 comentarios


Los Incas fueron: ¿Esclavistas? La verdad sobre los Yanaconas

Durante muchos años se no ha enseñado en los colegios y en las universidades, que los incas eran unos fieros guerreros y que conquistaban a las diferentes etnias, sanguinariamente asesinando y esclavizando a los vencidos. Afirmación absurda y siniestra que los hispanistas han difundido irresponsablemente durante mucho tiempo. A la luz de los nuevos descubrimientos arqueológicos, etnohistóricos e históricos, se va aclarando un poco el panorama y resulta que dicha afirmación no es cierta. Veamos a que se debe esta imputación malvada y malintencionada en contra de los incas.

Primeramente tenemos que definir: ¿Qué significa la palabra Yanacona  o Yana Kuna? Esta palabra es tomada del idioma quechua del incanato o sea el runa simi, está compuesta por el vocablo Yana que significa: Negro, color moreno, según la definición del diccionario de Diego Gonzales Holguín, publicado en 1608. La palabra quechua Kuna, es un sufijo que se adiciona a los sustantivos quechuas para pluralizarlos, ya que en este idioma directamente no existe el plural de las palabras. Quiere decir que la voz Yanakuna significa: ¡Negros! Esta expresión ya no tiene definición en el diccionario de Gonzales Olguín, porque en esa época no se usaba dicho vocablo para referirse a las personas, sino a los colores. Las personas de color negro no existieron en el incanato.

La expresión ¡Negro! en boca de los españoles de esa época, era un término segregacionista y racista que era usado como sinónimo de: ¡esclavo!

Por qué digo que era racista y segregacionista. Porque desde los orígenes del hombre hasta los orígenes del racismo, siempre existió un paso. Paso que llevo al hombre a explorar más allende de su territorio y encontrarse que no estaba solo. El encuentro con personas de otros pueblos nuevos e improvistos, hizo surgir la noción de diferencia, primero de color, luego de costumbres. Leamos el comentario de Henry-Pierre Coffy en la revista; Janus 8 ¿De dónde viene el racismo, como es hoy? Edición Enero Marzo 1967. Librería Hachette S.A. Rivadavia-Buenos Aires. pág. 43.

De esas diferencias, iban a surgir “diferendos”: el pueblo migratorio, más potente, iba a actuar como invasor y conquistador del pueblo indígena y ponerlo al servicio de un sistema económico y social en expansión. Esta expansión tenía que ser, además, los suficientemente importante para permitir el encuentro de dos razas, inicialmente arraigadas en tierras separadas por grandes distancias. De este modo, el nacimiento del racismo se encuentra ligado con la formación de los primeros grandes imperios.

El pueblo más poderoso sometió al menos desarrollado, “esclavizándolo”, para explotarlo vilmente  y despojarlo de sus bienes y de su territorio. Los hispanistas defensores del colonialismo dirán que no fueron esclavistas sino “tolerantes”, pero esa tolerancia no existió sino en la medida en que sirvió a los intereses económicos de los invasores, así  como la “intolerancia” existe porque está al servicio de los intereses sociales. Es por eso que el antiguo esclavismo racista no nació tanto de una toma de conciencia objetiva de la existencia de las diferencias raciales  entre los hombres, sino de conceptos nacionalistas y civilizadores ligados con un idealismo de orden religioso. Esa religión que se dice que redimía al hombre de sus pecados y lo elevaba a la máxima expresión humana, no consideraba al negro un ser humano. Sigamos leyendo en la misma revista en la pág. 45, la opinión de Mister Long en su libro: Historie de la Jamaique (1774).

“No se podría afirmar que los negros sean radicalmente inaptos a la civilización ya que se puede enseñar a los monos a comer, a beber, a descansar y a vestirse como los hombres. Pero entre todas las especies de seres humanos descubiertas hasta hoy ellos son, así parece, los más incapaces, dada la bajeza natural de su espíritu, de llegar (salvo una intervención milagrosa de la Divina Providencia) a pensar y a obrar como hombres. No pienso que fuese deshonroso para una mujer hotentote el tener por marido a un orangután”.

Bajo esta premisa en 1510, el racismo aún encuentra uno de sus últimos apoyos religiosos. Una bula del papa Nicolás V autoriza:

“a los portugueses, a atacar, someter, reducir a la esclavitud a los sarracenos, paganos y otros enemigos de Cristo al Sur de los cabos de Bagadar y Neu, incluso las costas de Guinea, bajo reserva de convertir, por supuesto, a los cautivos al cristianismo”.

En 1685, Colbert formula el  “estatuto” de la esclavitud; el negro será considerado como un instrumento de trabajo, valorado según su eficacia y su rendimiento. En los siglos XV al XVIII, los españoles y portugueses serán los más fieros esclavistas o negreros, amén de los ingleses, franceses y holandeses. El nuevo mundo no escapó a la rapiña esclavista, bendecida por la religión oficialista de Fernando el Católico e Isabel de Castilla, los españoles tuvieron carta libre para hacer lo que hicieron, sino leamos lo que nos dice Felipe Fernández Armesto en su libro. Cristóbal Colon. Editorial ABC. Barcelona, pág. 204 y 205.

Ya en 1496 el papa Alejandro VI estableció la base jurídica de la presencia española en las indias. Determino que los derechos castellanos descansaban en la misión de evangelizar a los nativos, a quienes se podía convertir en esclavos a menos que fueran capturados en el curso de una guerra legítima, y que determinados crímenes como el canibalismo los situaran al margen.

Esa mentalidad retorcida de creerse una raza superior, determinó la intervención hispana en el nuevo mundo y el desmedro de África en la captura de sus habitantes para esclavizarlos. El español, al escuchar que la palabra Yana significaba negro, inmediatamente lo relacionó con el termino esclavo, y tildó a los incas de esclavistas para justificar su invasión y validar la “tesis jurídica” esgrimida por el Virrey Toledo, para hacer ver que ellos eran los ángeles salvadores que venían a liberar a los oprimidos indígenas de la garra cruel de los incas.

Si los yanacunas o yanakunas no eran esclavos en el incanato, habría que preguntarnos: ¿Quiénes fueron estos personajes en el Tahuantinsuyu?

Tenemos que tener presente que el tránsito violento del mundo prehispánico al mundo colonial fue la destrucción de la organización política, social, económica y religiosa del mundo incaico, en donde la propiedad colectiva fue desparecida, para imponer la propiedad privada mediante la confiscación de tierras y ganados. Hombres libres y felices, resultaron expoliados y reducidos a la servidumbre o a la esclavitud. Hubo un filibustero, ladrón y asesino llamado Francisco Pizarro, que con una gavilla de sus secuaces, invadió nuestro territorio y lo sometió sanguinariamente. Luego, repartió terrenos e indios como si fuera el dueño de nuestro país. No contento con ello, ordenó el asesinato de la clase gobernante de los incas, la destrucción de todos los visos de cultura, se destruyeron monumentales construcciones incas, se desarraigó todo lo que  significaba conocimiento y sabiduría, se  asesinaron quipucamayos, amautas e incineraron los centros de enseñanza incaica, así como la escritura de los incas llamado: Quipu.

Dice la historiadora hispana, María del Carmen Martin Rubio, en su libro Francisco Pizarro. El hombre desconocido. Ediciones NOBEL. 2014. España, pág. 265 lo siguiente:

Lo sorprendente es que entre aquellos negocios, el gobernador (Francisco Pizarro) tuviera uno dedicado  al comercio de esclavos negros y que para poderlo ejercer incluso hubiera obtenido licencia del emperador Carlos V.  

No contento con ser esclavista, ordenó la satanización de la organización inca, calificándolo de salvaje, inhumana y brutal. Uno de aquellos calificativos fue tildarlo de esclavista. Este calificativo, los incas lo han llevado durante quinientos años y mucha gente cree hasta el día de hoy, que es cierto.
Gracias a estudiosos foráneos como John Murra, John Howland Rowe y peruanos como María Rostworowski y franklin Pease G. Y., este estigma de esclavista se va diluyendo. Dice Franklin Pease en su libro: “Los Incas”. Fondo editorial Pontificia Universidad Católica del Perú, 2014., pág. 118-119, lo siguiente:

Otro tipo de poblaciones trasplantadas o extraídas de los grupos étnicos eran los yanakunas, a los cuales las crónicas identificaron con ligereza como esclavos. Se ha probado la existencia de yanas de los grupos étnicos, quienes tenían a su cargo específicas tareas productivas que requerían dedicación a tiemplo completo. Recientemente se ha propuesto que la raíz yana tiene mayor relación con interdependencia­—yanantin significaría entonces “opuestos y complementarios”—que con una dependencia similar a la esclavitud; dentro de esta línea, yana lleva a una situación en la cual se ejerce una interdependencia bajo los patrones de reciprocidad… los yanas parecen haber sido considerados como “especialistas” y, en tanto dependían directamente del poder, podían ser trasladados siempre bajo control a regiones distantes.

 Aquí discreparía con el Sr. Pease en la propuesta de que yana, significaría yanantin. Como el historiador no es quechua hablante, hace la propuesta con muy buena intención, pero creo que no sería lo más acertado.  Mi propuesta seria la palabra yanapajkuna, que significaría ayudarse así, según el vocabulario de Domingo de Santo Tomas y el diccionario de Digo Gonzales Olguín, escritos antiguos que fueron publicados en 1560 y 1608 y llevan impreso en sus páginas el quechua original que todavía no había sido corrompida, castellanizándolo  como lo es el quechua actual. Por lo tanto los yanapaj serían un grupo social separado con un grado de especialización en el Tawantinsuyo, que cumplirían funciones específicas.}

John V. Murra, en su libro “EL MUNDO ANDINO, población, medio ambiente y economía”, editado por el Fondo Editorial PUCP y IEP. 2014., en su capítulo VI. Economía andina y sub título número 20. Nueva información sobre las poblaciones yana, hace un estudio de este grupo étnico siguiendo los informes de dos visitas administrativas del siglo XVI, realizados por Iñigo Ortiz de Zúñiga en Huánuco y Garcí Díez de San Miguel en el reino aymara-hablante de los lupaca en Puno. Dice de los yanas:

Los yanas surgen como un grupo social separado… con un grado de especialización, probablemente de tiempo completo… como pastores de rebaños de alpacas y llamas… fueron excluidos de los kipus de su comunidad, “liberados” de las obligaciones cotidianas de la chacra y la mita, y fueron asignadas a tareas en beneficios del Estado y del Inca.

Dice además:

Eran dependientes pero vivían en casas propias, separadas de la de su señor y eran poliginias en una zona donde la mayoría de los varones eran monógamos… estaban exentos de tributos.

Comenta que los yanas podían ser curacas y funcionarios; ello implica la complejidad del término y su alcance variable. Concluye diciendo:

… las instituciones andinas no han sido cabalmente comprendidas por las fuentes europeas y sugiero que se sigan haciendo más estudios para aclarar… las varias clases de reciprocidades (tanto entre los grupos equivalentes como en los de posiciones jerárquicas entre sí), que sobre la “esclavitud”.

 Vemos que todo lo que se dice sobre los yanas no es cierto, tildarlo de esclavo y acusar a los incas de esclavistas, es un invento racista y segregacionista, creado por los cronistas españoles y propagado por todos los historiadores hispanistas de nuestro país y del extranjero. El esclavista fue el español. Aunque Ud. no lo crea, el esclavismo está presente en nuestros días y lo fomentan países como la India, el estado árabe, Rusia y China.

No me cansaré de ponderar a los incas y su organización política y social, como una cultura única en la historia universal. Ellos lograron erradicar en su territorio el hambre y la miseria, dotando a su gente de igualdad y paz social. Sin embargo, esta cultura es olvidada y despreciada por sus propios hijos, satanizada y vilipendiada por su verdugo el conquistador e incomprendida en su esencia por gente foránea que no entiende su idioma, sus costumbres y tradiciones.

Nosotros no valoramos ni ponderamos nuestra cultura, porque no la conocemos, no leemos, no investigamos, es por esa razón que ocupamos el último lugar en Sudamérica en leer un libro, no tenemos comprensión lectora, ni razonamiento matemático.  Hace más de un siglo el escritor estadunidense Mark Twain dijo lo siguiente: “Una persona que no lee, no tiene ventaja alguna sobre una persona que no sabe leer”. ¿Cómo refutar éste argumento?

                                                                                                      Alejandro La Torre


Fuente Bibliográfica:
CIEZA DE LEON, Pedro. 1985[1880]. Crónica del Perú. Segunda Parte. Fondo Editorial Pontificia Universidad Católica del Perú. Lima.
FERNANDEZ-ARMESTO, Felipe.  2004. Cristóbal Colón. Editorial ABC. Barcelona. España.
GONZALES OLGUIN, Diego. 1952[1608] Vocabulario de la lengua general de todo el Perú… llamada Qquichua. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima.
JANUS 8. Revista. 1967. Enero-Marzo. ¿De dónde viene el racismo, como es hoy? Librería Hachette S.A. Rivadavia 739. Buenos Aires. Argentina.
LA TORRE, Alejandro. 2012. ATAHUALPA. El vergonzoso sobrenombre del último inca del Perú. Editorial ojo pródigo. Lima.
MARTIN RUBIO, Mari del Carmen. 2014. FRANCISCO PIZARRO. El hombre Desconocido. Ediciones NOBEL. Asturias. España.
MURRA, John V. 2014. EL MUNDO ANDINO población, medio ambiente y economía. Instituto de Estudio Peruanos. Fondo Editorial. PUCP. Lima.
PEASE G. Y. Franklin. 2014. LOS INCAS. Fondo Editorial Pontificia Universidad Católica del Perú. Lima.

ROTWOROWSKI, María. 1992. Historia del Tahuantinsuyo. Instituto de Estudios Peruanos. Lima.
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