Mentiras españolas en la Conquista de
los Incas
Escribí este artículo
porque mi amigo Alann de Vuyst, un belga que ama mucho al Perú y tiene varios
documentales sobre nuestra cultura, me pide mi opinión sobre este video y le
contesto de la siguiente manera.
Hola Alann:
Discúlpame por demorarme al
responder tu inquietud. El tema de este video es muy interesante y a la vez
complejo, porque durante quinientos años hemos leído y escuchado una sola
versión oficial: ¡la española! Una versión que trata de justificar, magnificar
y alabar las acciones delincuenciales hispanas y minimiza la ayuda recibida de
sus aliados los incas, sin los cuales, no hubieran podido sobrevivir en su afán
de conquista y coloniaje.
Aclaremos estos conceptos a través de preguntas: ¿Fueron
los incas unos feroces guerreros? ¿Fueron los españoles valientes e hidalgos? ¿Quién
fue Manco Inca y por qué cercó Lima? ¿Qué
muestran los restos de Puruchuco sobre el cerco de Lima por Manco Inca?
Resolvamos la primera pregunta. ¿Fueron los incas feroces
guerreros? La respuesta es: ¡No! Los incas se expandieron por todo el
Tahuantinsuyo a través alianzas y convenios. Dejemos que Federico Kauffmann Doig
un arqueólogo e historiador chiclayano, nos lo aclare en su libro: “El Perú Autóctono
e Incásico” de A.F.A. Editores e Importadores S.A. 1961.Lima. Pág. 361:
“En el incario, la
tendencia a la expansión territorial no se asienta sobre una plataforma
puramente económica. Aunque el dominio sobre los vecinos, que induce a acrecentar
poder debió ser el resorte básico,… proclamaban que sus guerras de expansión
tenían por objeto civilizar o poner orden, y que obraban por mandato divino. Un
militarismo autentico se hace presente en el incanato, puesto que ostenta un
aparato bélico ciertamente organizado, necesario para respaldar las empresas
imperialistas de grandes proporciones.”
Apreciamos que los
incas no fueron netamente guerreros como los mayas y los aztecas que iban de
pueblo en pueblo; sojuzgando, asesinando y saqueando a sus semejantes. Sigamos
leyendo la misma página.
“…lejos
de arruinar y saquear los territorios vencidos, los trataban de habilitar en
caso necesario, para que a la postre no resultaran un lastre… Su poder, en las
provincias vencidas, se materializaba en obras públicas y religiosas, que
actuaban como cordones umbilicales para con el gobierno centralista emplazado
en el cusco.”
En la página 60 y 61
dice lo siguiente:
“… Así, no hay noticias
de que en el Incario el pueblo se halla jamás rebelado por de “justicia social
“o de una abolición de clases… las rebeliones fueron por el poder… es cosa
de los hombres y de sus ambiciones.”
A pesar de no ser
guerreros, los españoles los han tildado de tiranos, esclavistas, déspotas y
cuanto adjetivo se le ha ocurrido. Ellos no se realizaron como soldados, ni era
esa su actividad principal. Muy por el contrario, eran más agricultores que conquistadores.
Es por este motivo que no se encuentran en los restos arqueológicos estudiados
en nuestro país, una infinidad de armamentos. No existen flechas ni arcos, porque
no los usaban. Las porras o macanas y las estolicas, así como los cascos y
escudos; casi no existen en los museos de Lima. Esto reafirma que no fueron
guerreros en su actividad principal. Por lo tanto ¿a qué feroces guerreros se
enfrentaron los españoles? Esta aseveración nos hace concluir, que los incas no
estaban preparados para enfrentar a los españoles, que venían con los mejores
armamentos europeos y las mejores tácticas de combate en las batallas. Dice el
mismo documental que el tipo de armamento inca, había desaparecido en Europa
hace dos mil años. Que los mismos europeos no podían evadir una carga de
caballería y que tomo muchos años neutralizarlo. ¿Los incas solucionaron ese
problema? ¡No! Al contrario le temían al ataque de los caballos porque era una
masacre sin remedio. Entonces ¿de qué se
vanaglorian ser valientes los abusivos y despiadados hispanos? Las enfermedades
traídas por ellos, diezmaron más incas que en las batallas realizadas.
Resolvamos la segunda
pregunta: ¿Fueron los españoles valientes e hidalgos?
Dice un dicho popular:
“un botón basta de muestra y los demás a la camisa”. Les referiré esta muestra,
que está escrito en el libro: “Historia de Cusco Incaico” de Víctor Angles Vargas.
Tomo III. Pág. 451. Industrial Grafica. 1988. Lima. Dice lo siguiente:
A mediados
de 1536, durante el cerco del Cusco por las tropas de Manco Inca II (Manco Inca
Yupanqui) pasados cinco meses de él, sucedió otro hecho que desalentó a los
sitiados; un guerrero de las filas de Manco, embriagado por los éxitos
obtenidos y frente a la eminencia de la muerte de los españoles, salió hacia el
centro de la plaza principal y avanzando algo hacia el lado español y desafío a
enfrentarse en lucha singular a cualquiera de los capitanes españoles (los Pizarros se encontraban ahí),
repitió una y otra vez el desafío indicando que el pelearía con sus propias
armas y vencería. No hubo
español que quisiese salir al desafío por parecerles poquedad y bajeza reñir y
matarse con un solo indio porque no era de hidalgos. En su remplazo un cañarí
llamado Apu Chillche, salió en defensa de ellos. El cañarí venció, y en
recompensa Pizarro le dio su nombre y se le concedieron tierras en Yucay”
Lo he abreviado, porque la
referencia es un poco más extensa. Muestra la cobardía española, se sentían
superiores con su caballo, su espada o su arcabuz y toda la tecnología
armamentista europea. En si como
personas, eran hombres cobardes y malvados, eso se puede comprobar en el resto del
personaje incaico denominado “mochito”, que han encontrado Guillermo Cock y Elena
Goycochea en el cementerio de Puruchuco. A este pobre hombre, le tajaron los
dedos de la mano, tiene dos orificios de bala en el cráneo. Muestra en su cráneo
huellas de herida del armamento medieval
de bola de metal con puntas. Tiene fracturado la mandíbula y no existe un
resto. Fracturado en tres partes el esternón, costillas rotas, fracturado el
fémur; es decir hay un enseñamiento macabro con ese hombre y no me van decir
que lo hicieron los incas aliados. Habrá sido quizás: ¿Quiso Yupanqui? No lo
sabremos.
De hidalgos no tenían nada y
consiguieron la hidalguía como dadiva después de la conquista. De alabanciosos
son únicos, sino lean mi libro: “Atahualpa. El vergonzoso sobrenombre del
ultimo inca del Perú” en la página 169 y 170, ahí refiero que la batalla de las Salinas fue tan
feroz; que murieron quince (Cieza dice nueve) y en Jaquijahuana solamente uno. Entonces
¿dónde están las grandes batallas que el mundo debe de admirar de los valientes
hispanos en el Perú?
¿Quién fue Manco Inca y por qué cercó
Lima?
Manco Inca fue hijo de Huayna Capac
y de la palla Mama Runtu. No fue hijo de la colla Cusi Rimay Ocllo, ni de Rahua
Ocllo esposas principales del Inca. Mozo muy joven, pensó que los españoles
eran enviados del TIcsi Wiracocha y se puso a su servicio, combatiendo a los
generales de Atabalipa. Los españoles en un principio, lo trataron con respeto
y bondad para poder utilizarlo como un pelele para afirmarse en su conquista,
con palabras dulces y promesas bonitas se ganaron su confianza. Luego del tono
socarrón de rey con que lo trataban, pasaron al irrespeto y luego a
extorsionarlo y vejarlo. Primeramente Hernando Pizarro lo tomo preso, con el
pretexto de que quería sublevarse y matar a todos los españoles y lo lleno de
cadenas. Pidió para soltarlo, un cuarto de rescate con oro y plata. Veamos como lo escribe Titu Kusi Yupanqui, en
su libro: INSTRUCCIÓN HISTÓRICA. Para sus negociaciones ante la corte española.
Municipalidad del Qosqo. 1991. Pág. 61-68.
“Nos han
dicho que nos queréis matar, por eso te hemos apresado; por tanto, si no es
así, que no te quieras levantar, bueno será redimas tu vejación y nos des
alguno oro y plata, que eso es lo que venimos a buscar, porque dándola te
soltaremos”…nos des más oro y plata que pueda caber en cuatro bohíos… el dicho
mi padre les mando entregar el tesoro que les había aparejad; lo recibieron en
sí, y no llegaron a ello hasta dar parte al gobernador de los que les había
sucedido.
Manco Inca hizo reunir el rescate y quedo
libre. Después de un tiempo, Gonzalo Pizarro, lo toma prisionero por el mismo
motivo y también pide un nuevo rescate. No solo quiere el oro y la plata sino a
su esposa: la coya Cori Ocllo. Leamos la página 73.
“Señor Manqo
Inka: el otro día quedasteis con mi hermano Hernando Pizarro de no hurdir ni
tratar negocios y paréceme que no habéis guardándolo que prometistes, que
informados estamos cómo tenéis concertado de dar sobre nosotros esta noche, … por
tanto, sed preso por el rey… Y luego, de mano a boca, Gonzalo Pizarro mando
traer unos grillos y una cadena mandó que luego se la echasen,
Ante su reclamo airado sigue diciendo
en la página 76 lo siguiente:
…”Sosiegue,
sosiegue, señor Sapan Inka y repose un poco, que esta con mucha cólera; mañana
hablaremos largo. En todo procure dar orden de como juntar mucha plata y oro, y
acuérdese de darnos a la coya, que mucho la deseo tener; dijo Gonzalo Pizarro.
El Inca reclama y lo vejan orinándole encima
de su cuerpo. Con gran sufrimiento logra reunir nuevamente el oro y plata,
luego le entrega la coya solicitada. Hecho esto lo liberan.
Por aquella fecha, se realiza en el
Cusco la festividad del Huarachico y en plena ceremonia; le requisan los cetros
reales del inca, los topayauris y las
varas de plata de las autoridades locales. El inca se queja y se burlan de él. Ahora, el que le pide un nuevo rescate es Juan
Pizarro, y solicita un mayor tesoro que los anteriores. Veamos lo que dice la
pág. 89.
…acaeció que
Juan Pizarro, hermano de Hernando
Pizarro, como viese que sus hermanos, entreambos a los dos, mi padre les había
dado tanta cantidad de riquezas, cobro de ello gran envidia diciendo: Pues, a
mis hermanos solamente han de dar plata y a mi no? ¡Voto a tal, que no ha de
pasar de esta manera, sino que me han de dar a mí también oro y plata, como a
ellos, y si no, les tengo de hacer un juego que se les acuerde”. Y con estos
fieros propósitos andaba reuniendo mucha gente y decía: “Prendamos, prendamos a
Manqo Inka”.
Cansado de tantas vejaciones y
humillaciones y conociendo la ambición de Hernando Pizarro, le pide permiso
para traer una estatua de Oro que era el huauque de Huayna Capac, que se
encontraba en Calca. Una vez libre se subleva cercando el Cusco y la revuelta
se extiende hasta el cerco de Lima. Ahora si los españoles se arrodillan
suplicando en las misas el apoyo del cielo. Leamos la página 96.
Estuvieron
toda aquella noche en la iglesia llamando a Dios los ayudase, puestos de
rodillas y las manos junto a la boca; los vieron así muchos indios, aún los que
estaban en la plaza despiertos hacían lo
mismo, y muchos indios de los que eran su bando, los cuales habían venido con
ellos desde Qásamarka.
Francisco Pizarro pide socorro a la
corona para sofocar la rebelión. Los virreinatos de México y Nueva Granada
envían refuerzos así como Panamá, Guatemala y Quito. Se movilizan a todos los
capitanes que se encontraban realizando incursiones en todo el territorio del
Nuevo Mundo, se les conmina ir a Lima a defenderla. Vienen unos cuantos
españoles, pero las etnias locales como los Cañarís, Chachapoyas, Huancas,
Huaylas y Cajamarcas acuden prestos en su ayuda, cuando el general de Manco
llamado Quiso Yupanqui, cerco la naciente Ciudad de los Reyes.
Respondamos la tercera pregunta: ¿Qué
muestran los restos de Puruchuco, sobre el cerco de Lima por Manco Inca?
Muestran la verdad
oculta por tanto tiempo en ese cementerio improvisado. No fueron los españoles
que con su gran valor vencieron a Manco Inca, sino que el triunfo se debió a la
ayuda logística que recibieron de las etnias de Huaylas como lo apunta María Rostoworwky y lo confirma
Efraín Trelles en los archivos del convento de San Francisco. La lengua
viperina hispana, ofrecía restaurar un gobierno justo y equitativo en todo el
Tahuantinsuyo, con un gobierno mucho mejor que el de los incas, esta oferta fue
creído por una población ingenua y analfabeta que se rindió ante la falsa
promesa castellana. Al verse traicionados, vejado y humillados los indígenas,
al mando de Manco Inca, sin tácticas de guerra y armamentos modernos, iniciaron
la reconquista y la expulsión de los barbudos de su territorio. Con palos y piedras se enfrentaron
al bien armado ejército español.
¿Dónde está la bravura de Francisco Pizarro y
su hueste perulera que defendió el asedio de Lima?
Este video, para el que
sabe analizarlo muestra todo lo contrario. Sin la ayuda de sus aliados, los
españoles hubieran sucumbido. Los incas pelearon entre hermanos de una misma etnia
favoreciendo al invasor extranjero. Esta demás decir: ¡entre nosotros nos
vencimos! Muy cierto es la frase que dijo el gran Mahatma Gandhi: “Los ingleses
(aquí serían los españoles) no nos conquistaron, sino, nosotros se los
regalamos.”
Gracias por enviarme
este video. Con mi mayor afecto y estima personal, te envió un abrazo a través
de la distancia.
Tu
amigo: Alejandro La Torre